lunes, 11 de junio de 2012

Borombombón 2

HENRY CARTIER BRESSON



De entrada, el  cuadro esta dividido espacial y emocionalmente. Como podría ser una misma persona, habla de un conflicto interno. Sin embargo, la mitad afectada emocionalmente  no nos dirige la mirada, mientras que la otra voltea hacia abajo. Esto nos hace pensar que talvez el transgresor, el causante de de ese dolor emocional, es el espectador.
Otro punto interesante a a analizar es el cuerpo cercenado. Las piernas relegan su protagonismo a los brazos.
La mujer de la izquierda se encuentra más expuesta. También es importante decir que esta mujer porta un vestido gastado, mientras que la otra trae puesto un vestido más formal en conjunto con un collar de perlas o un material cuyo propósito es emular perlas. En el caso de que se trate de una emulación, entonces podemos deducir que pretender genera seguridad. Si en realidad son perlas, se pueden pensar una cosa; el dinero genera confianza y tranquilidad.

Las cejas son diferentes en un sentido clasista muy evidente. Creo que es difícil desarrollar algo mucho más allá aparte de que la división de la puerta enfatiza un evidente contraste entre dolor y tranquilidad, dos hermanas, dos amigas, dos universos paralelos, dos partes de una misma cabeza.

Probablemente una es cautiva de la otra. Víctima y victimario. Rómulo(a) y Remo(a). De hecho, si uno se pone a observar, la puerta de la derecha está empalmada de tal manera que no permite a la otra puerta abrirse hacia afuera sin su consentimiento. Esta es evidencia (dentro de mi debraye) de que la mujer de la derecha se encuentra reteniendo al otro personaje.


PERE JAUME BORRELL I GUINART



Mi primera impresión al ver la obra fue que no eran cuadros los del piso, sino televisores. Quizá es nuestra fascinación por colocar pantallas en todos lados (nuestra necesidad voyeurista), incluso dentro del cuerpo humano; práctica escalofriante encarnada malignamente por los Teletubbies.
Volviendo a los cuadros, "denigrar" al arte y bajarlo del caballete al piso es justamente lo que hizo Pollock hace más de 70 años, pero aquí no se trata de un estilo, sino de una reflexión.
También se puede entender dentro de la obra un exceso de arte, porque no todo el arte es bueno y, por si fuera poco, 14 mil comerciales nos han enseñado en  la vida que hay que "evitar el exceso".

El exceso de obras de arte hace imposible una curaduría. Para que haya buen arte tiene que haber montones de arte malo, pero en nuestros días muchas buenas piezas naufragan en un mar de piezas que no ofrecen nada. Este mar de arte ha hecho que el curador sea más importante que el artista. Los curadores se vuelven una especie de pescadores de hombres, a propósito de que la obra asemeja a un mar.

Ahora, es curioso que los trazos más "realistas" están en las pinturas, mientras que el cielo guarda características impresionistas. Los cuadros dentro del cuadro son más reales que la realidad dentro del cuadro. ¿Quién no ha sentido que una pieza de Velázquez es más real que nosotros mismos? Aparentemente Dios pintó el mundo hace tanto tiempo que se ha ido deslavando.

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